Imagen: Tendenciastv.com

Memorias de música, medicina y locuras.

Creo que a poco que se consiga empatizar con el señor Rhodes es muy fácil engancharte a la lectura de este libro. Y pienso que no es nada difícil empatizar con este hombre, porque con todo lo que le ha pasado en su vida y pese a todos los momentos chungos por los que ha pasado ha tenido dos cojones para echar para adelante cuando muchas personas en su lugar se hubieran rendido.

Es un libro duro, sobre todo al principio; después se nota una mejoría: empieza a dedicarse a lo que le gusta y a hacer de su pasión también una profesión, además viviendo junto a la mujer a la que ama. Es además especialmente duro si te identificas con algunas cosas que cuenta o algunas cosas por las que ha pasado. Yo no he hablado por aquí de cosas que me sucedieron hace demasiados años, que por fortuna no guardan relación con su violación, pero sí han sido otros temas que me ocurrieron siendo pequeño los que han derivado a que durante mucho tiempo (y hoy también, para qué engañarnos) me pueda ver reflejado en muchas de las cosas que comenta, que siente, que piensa.

La forma de expresarse de Rhodes es muy directa, cercana, coloquial… Y aunque no leí la versión original en inglés, encuentro que ha sido un excelente trabajo del traductor el captar la esencia y plasmarla en español de forma tan natural y directa que parece que el propio Rhodes haya aprendido español mágicamente y sea él quien esté contándonos todo acerca de su vida.

Rhodes se desnuda completamente aquí. Conocemos quién era antes de los sucesos trágicos, cómo fueron esos momentos, y cómo ese calvario lejos de disminuir hasta detenerse una vez los sucesos terminaron, todas esas inseguridades causadas, esa rabia contenida, esa impotencia, ese sufrimiento, ese no poder confiar en nadie… esa traición por parte de un adulto en quien se suponía que tendrías que confiar, que estaba para protegerte… pero que lejos de eso, no sólo no te protege sino que es él mismo quien te ataca. Es un cúmulo de sentimientos tal que es imposible que desaparezcan de la noche a la mañana, como si jamás hubiesen tenido lugar. Es muy jodido imaginándolo, así que a saber cómo de jodido debió de ser cuando él pasó por ahí.

Las violaciones y la pederastia son un tema tabú: todos sabemos que existen, pero nos dan tanto asco que preferimos mirar hacia otro lado, porque nos da hasta pudor y rabia hablar en público de estos temas. Y reconozco que a mí también, porque después de un caso así todavía reniego más de la especie humana; no sé qué clase de tarado mental puede disfrutar del dolor ajeno, pero todavía menos sé qué clase de aberración humana puede causarle placer estar haciéndole daño a un niño. A un niño, joder, que son la inocencia con patas. Que estás jodiéndole la vida para siempre, que eso no se va a olvidar. Que te irás al otro barrio, con suerte bien pronto, pero esa víctima seguirá días, meses y años con tu cara grabada en la mente, como la persona que le hundió la vida. Si de verdad eso te causa placer, te digo claro: estás tarado, defectuoso. Compra una pistola, y si quieres te la regalo yo, y pégate un tiro. El resto de la humanidad te estaremos, por fin, eternamente agradecidos.

Ojalá este libro fuera de ficción; sería duro de leer igual, pero al menos quedaría la tranquilidad de que nadie tuvo que pasar por esas situaciones. Pero no lo es, es real. Y por eso mismo, creo, hace reflexionar más que si lo que estuviésemos leyendo supiéramos que sólo salió de la mente (quizá un pelín perturbada) del autor. Hace pensar en las consecuencias de los actos, en que querer no siempre es poder, en que cuando has pasado por un trance importante por más que creas que lo tienes controlado no siempre lo está, en que no es valiente quien no tiene miedo sino quien lo tiene y pese a ello tira para adelante, en que no se va a dejar de ser valiente por pedir ayuda cuando de verdad se necesita y se está seguro de que uno mismo no puede solucionarlo… y en que todo esto, pese a saber que es cierto y ser conscientes de ello, es muy difícil que deje de ser sólo teoría y podamos pasarlo a la práctica. Eso también lo aprendemos, o lo recordamos, porque en realidad eso sí lo sabíamos ya de antemano.

En resumen: un libro que recomiendo a todo aquel que quiera conocer una historia sobre pederastia y violación, que no le importe que se cuenten con detalle algunas situaciones que quizá prefiriésemos obviar. Un libro que recomiendo para quien no tenga demasiado interés por la música clásica, pero que se disfrutará mejor si al menos se le da una oportunidad a través de la lista de Spotify, y ya plenamente si además también te encanta la música clásica la mitad de lo que le apasiona a James Rhodes. 

Otras opiniones sobre este libro:

Esta es una memoria impactante sobre el horrible abuso sexual que James sufrió cuando era niño y cómo la música lo salvó. Es crudo, desigual y real. El autor es franco al describir lo que sucedió, cómo se desmoronó su vida y cómo finalmente pudo comenzar a reconstruirla. No es un libro para los débiles de corazón, Instrumental hace que el lector se pregunte por qué estamos todos aquí y cuál podría ser el propósito del sufrimiento en el gran esquema de las cosas…

Por Heidi the reader, en Goodreads.

El libro es sorprendentemente honesto y abierto, pero hay mucho más que eso: está bien escrito (muy bien escrito) y es divertido, triste, heroico e incluso innovador (hay música para cada capítulo)…

Por Sally Green, en Goodreads

Reseña de Francisco Javier, en su blog: “Entre pixeles y paginas” https://fjp.es/blog

“Entre pixeles y páginas” es un blog del autor donde publica reseñas de sus libros leídos, realiza puntuaciones y habla de sus gustos y logros literarios. Visítalo y ve todas sus reseñas.