“Memorial de los libros naufragados” es la espectacular biografía de Hernando Colón escrita por Edward Wilson-Lee . En donde la clave para entender el siglo XVI se encuentra en una biblioteca alucinante. El hijo menor de Cristóbal Colón: Hernando Colón, inventó la clasificación a través de fichas bibliográficas e índices de materias, coleccionó tanto libros como todo tipo de documentos impresos (incluidos informes diplomáticos y publicidad). Llevó a cabo —en fin— un proyecto revolucionario:
“La Biblioteca Hernandiana (como él deseaba que se llamara) no sería simplemente un edificio o un conjunto de libros, sino una máquina para extraer los escritos de toda la humanidad, un organismo adaptado a la vida en el nuevo mundo de la imprenta”.
Hernando fue separado de su madre siendo muy pequeño y fue enviado por Cristóbal, junto con su hermano Diego, a la corte de los Reyes Católicos para hacer compañía al príncipe heredero Juan y para participar de su educación y juegos. Por su condición de ilegítimo, siempre vivió apartado de las intrigas cortesanas de los compañeros de Juan. Es por esto que se dedicó a los estudios y a hacer largas listas de cosas y bienes del principito: joyas, vestidos, sombreros, zapatos y demás.
Su padre siempre ocupado en sus viajes, lo visitaba de cuando en cuando, sin embargo, participó del cuarto viaje. Sin embargo, Hernando Colón fue una persona que supo sobreponerse a su condición de bastardo y triunfar en la corte imperial por su capacidad intelectual y la habilidad para cumplir con éxito cualquier encargo que se le hiciera (sorprendente su labor en la defensa de los intereses españoles respecto al Tratado de Tordesillas en el congreso de Badajoz-Elvas).
Además, la devoción que Hernando sentía por su padre, Cristóbal Colón, fue otra de sus facetas vitales. A la muerte del Almirante le defendió con notable eficacia a pesar del ambiente hostil hacia él entre los poderosos del reino.
Finalmente, ocupó sus últimos años de vida en crear una biblioteca auténticamente universal en culturas y materias. Sus múltiples intereses, entre ellos la cartografía, lo llevó a viajar en la corte itinerante de Carlos I. En el transcurso de la tour compró unos 2.500 libros que aumentarían su biblioteca que ya contaba con unos 1.500 más. Como eran muchos, Hernando decidió enviarlos a casa por barco. Una vez visitados Inglaterra, los Países Bajos, Alemania e Italia, regresó a Sevilla en donde proyectó una sección de la casa para contener su biblioteca. Más tarde le comunicaron el naufragio del buque en donde venían los libros, de ahí viene el nombre del libro.
Sin embargo, esto no impidió que siguiera comprando libros y reponiendo los perdidos, pero, ahora tenía el problema de la catalogación. Primero pensó en clasificarlos por materia, luego por una forma orgánica, pero nunca escogió alguna.
Como su biblioteca tenía como finalidad recoger el conocimiento universal, escribió 4 catálogos: el libro de los autores, el libro de las ciencias, el libro de los epítomes y el libro de los materiales. Este último, consistía en una serie de anotaciones señalando el título, el autor, la materia y detalles de su publicación.
De tal manera que, Hernando Colón concibió unos protocolos de acceso al conocimiento que se están convirtiendo en la red cada vez más espectral sobre la que se levanta la red de los motores de búsqueda. La secuencia lógica que une su biblioteca sevillana con la Biblioteca Apostólica Vaticana, la Enciclopedia francesa, la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos o Wikipedia se ha interrumpido con Google o Amazon, que ya no ordenan los libros y su información según los criterios del humanismo y la bibliotecomía.

Imagen: XLSemanal
La magnitud del empeño en el rudimentario siglo XVI te acerca a la personalidad de alguien verdaderamente gigante, un fenómeno intelectual que había departido con papas, Erasmo, Durero y todos los personajes importantes de la Cristiandad de su época.
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Sinopsis de Memorial de los libros naufragados, de Edward Wilson-Lee:
Cómo Hernando Colón, hijo de Cristóbal Colón, creó la primera biblioteca moderna y organizó el conocimiento al mejor estilo de la era digital.
El Memorial de los libros naufragados cuenta la historia casi increíble –pero completamente cierta– del hijo menor de Cristóbal Colón, Hernando, quien procuró igualar o incluso superar los méritos de su padre creando una biblioteca universal, la más extraña y variadísima colección de materiales impresos, desde libros, manuscritos y panfletos hasta estampas, folletos, partituras, pósteres de tabernas y un largo etcétera. Este enorme y curioso legado tenía para él un valor incalculable, porque le acercó a su objetivo de construir una biblioteca que lo abarcara todo, en un sentido nunca antes imaginado.
Conocido como el biógrafo más importante de Cristóbal Colón, así como por supervisar los primeros mapas modernos del mundo y visitar las principales capitales europeas en busca de libros, Hernando se nos revela en esta obra como uno de los primeros y más grandes visionarios, que cambió la forma de organizar el conocimiento, tanto por el carácter intuitivo con el que configuró la que fue la biblioteca privada más grande del momento como por la manera como organizó la información, con la que rompió todos los paradigmas y se acercó a lo que sería hoy, como dice Edward Wilson-Lee, el big data, la Wikipedia e internet.