La historia de los clubes de lectura: ¿Cuando comenzaron?, ¿Cuál fue el motivo?

Historia de los Clubs de lectura

La lectura no siempre estuvo al alcance de todos; en el pasado los que podían leer compartían la lectura en voz alta para aquellos que no tenían ese privilegio de saber leer, ya en el siglo XIX la costumbre de “hablar de literatura” se volvió cotidiana en la alta sociedad, en sus reuniones exclusivas, y  para el siglo XX, con la iniciativa de nuevos escritores, se fue volviendo una práctica social más libre. Y así es como comienza a formarse la historia de los clubes de lectura.

Qué es un club de lectura 

Como ya sabemos, un club de lectura es una práctica social donde se comparte un hábito privado, como lo es la lectura; y eso es lo divertido de los clubes de lectura, que una vez que has vivido esa experiencia única con una historia, con los personajes, con el autor, y has creado tu punto de vista con esa obra, en un club de lectura tienes la posibilidad de compartirlo con otros e intercambiar ideas en torno a una misma historia; es fascinante.

Pero, ¿exactamente cuando comenzaron los clubes de lectura? y ¿Cuál era el motivo en ese entonces?, ¿es el mismo motivo en la actualidad?

“!Maravilloso poder el del libro cuya lectura es un acontecimiento en la vida de un corazón!”

Alphonse de Lamartine

Cuando comenzaron los clubes de lectura 

En la época clásica una de las formas de entretenerse era reunirse en grupos donde eran recitados versos, historias, o cualquier cosa que permitía crear una serie de ficciones a quienes no sabían leer. Incluso, cuentan que el “Decamerón” de Boccaccio, fue construido a raíz de uno de estos encuentros en la Edad Media.

"Decameron" Historia de los clubs de lectura

Luego las personas comenzaron a experimentar, y es cuando aparecen escenas como las de Anton Van Dyck, entre ellas la mencionada pintura que muestra al Obispo Ambrosio en su “lectura silenciosa” (estamos remontándonos al siglo IV), donde éste se encuentra leyendo solo, con su boca cerrada y sus ojos clavados en la lectura.

En esa época se logró lo que implicó un triunfo para la libertad: Leer en silencio interpretando de forma individual la lectura. Acto que muchos expertos consideran crucial para la comunicación, porque ¿de qué serviría leer en grupo sin haber digerido primero individualmente la lectura?

También  Alberto Manguel en su libro Una Historia de la lectura nos cita entre otras el Hipólito de Eurípides y Los caballeros de Aristófanes, donde se puede apreciar que se estaba volviendo cada vez más popular la lectura individual.

Luego pasó un poco más de tiempo, cuando comienzan a aparecer las primeras imprentas, en el siglo XV, y junto a las proclamas de Lutero, más personas tienen la oportunidad de aprender a leer, en ese entonces impulsados por la religión con el fin de tener una comunión íntima con Dios.

Por otro lado, para conversar sobre  las últimas novedades literarias europeas de esa época (siglo XVI, XVII o por ahí cerca), en los salones literarios se reunían las personas de alta sociedad. Y eran muy populares las carcajadas en torno a las lecturas de las aventuras del ingenioso Hidalgo y sus “quijotecadas”.

Salones literarios

Ya para el siglo XIX, en los Estados Unidos, Anne Hutchinson impulsó la conversación sobre las lecturas bíblicas, y en los cafés europeos eran muy comunes las reuniones en torno a la lectura.

Anne Hutchinson

No obstante, la lectura y estas reuniones solían ser más comunes solo entre personas de la alta sociedad. Y ya en el siglo XX cuando todos tienen la oportunidad de tener acceso a la educación y, por ende, a la lectura, es cuando cualquier persona podía tomar un libro, vivir su propia experiencia literaria y compartir su opinión por placer con cualquier persona, en cualquier lugar.

 El famoso café Quatre Gats de Barcelona, España, era una parada casi obligatoria para los escritores que llegaban a España en esa época, donde eran más que obvios los debates en torno a la lectura.

café Quatre Gats de Barcelona

Luego están los clubes de lectura, donde se debatían temas de literatura y arte, dirigidos por la escritora Virginia Woolf en el Círculo de Bloomsbury. Y en esa misma época, iniciaron los encuentros de los inklings en el pub The Eagle and Child de Oxford, de los que formaban parte figuras como C. S. Lewis o J. R. R. Tolkien.

Por otro lado, por 1920, comienza el programa norteamericano de Great Books, dirigido por John Erskine. Un programa que buscaba acercar a los estudiantes de la Universidad de Columbia, a los grandes clásicos por medio de la interacción entre los alumnos y un guía que dirigía la conversación.

John Erskine

Great Books constituye un antecedente de los clubes de lectura en cuanto a la agrupación de personas en torno a una lectura, sin embargo era diferente el caso porque la lectura era casi obligatoria por la cátedra universitaria.

Más adelante, para la década de 1990 es cuando comenzó el crecimiento y popularidad de los clubes de lectura en casi todas partes, y aún hoy en día sigue siendo una de las cosas más divertidas de ser lector.

Esa es, en resumen, la historia de los clubes de lectura; comenzó en una época en la que no todos tenían acceso a las letras, pero en todos existía el deseo de conocer, educarse, imaginar mundos, entretenerse, o por lo que sea que tomas un libro; eso impulsó a quienes no sabían leer a aprender a hacerlo en soledad, y así mismo la necesidad de compartir la experiencia leída con otras personas.

Más tarde los clubes de lectura comenzaron a organizarse mejor, teniendo así un líder que guiaba la reunión, un lugar de encuentro, y un grupo de personas en torno a una lectura. Y hasta actualmente, puedes organizar un club de lectura vía online, por redes sociales o videollamada con tus amigos.

Pero ¿qué es lo que motiva a las personas a reunirse en torno a la lectura? 

Si vemos lo que fue en la historia, en un principio había la necesidad de conocer, de aprender, y a mi parecer, esa era la motivación en ese entonces, además de ser una de las formas de entretenerse.

Luego existe esta posibilidad para todos y la motivación a reunirse en clubes de lectura era la de expresarse, la de compartir una experiencia literaria propia con otras personas que tienen otra perspectiva de la misma lectura.

Y finalmente, creo que la motivación a crear un club de lectura hoy en día sigue siendo la de expresarnos, pero también la de socializar y convivir con personas que disfrutan el mismo hábito que tú; creo que el hecho de poder unir ese momento íntimo que tienes con una lectura, con otras personas en un club de lectura, es como conmemorar esa época en que muchos se reunían ansiosos por escuchar a ese único privilegiado que si sabía leer.

Y para ti, ¿Cuál es la motivación a formar un club de lectura?, ¿en cuáles has participado?

Inspiración/Libro: “El eco de las lecturas”, por Oscar Carreño.